El color de un diamante es un elemento esencial en su valoración. Un diamante no es necesariamente blanco; de hecho, existen muchas variaciones de color que definen el valor de esta gema. Los diamantes blancos o incoloros se consideran raros y, por tanto, más caros que otras piedras preciosas. Los diamantes se clasifican de incoloros a amarillentos según las letras del alfabeto. Esta escala comienza con la letra D de diamante, la designación general para todas las formas de piedras (brillante, princesa, marquesa, oval, etc.). La letra D designa un diamante excepcionalmente blanco, totalmente incoloro, y termina con la letra Z, que representa un diamante amarillo oscuro o incluso marrón. La H es el blanco comercial que se encuentra en el 90% de las tiendas. Puede presentar manchas amarillentas en su interior, por lo que no se trabaja por debajo de la letra G.

Como los diamantes son piedras naturales, tienen más o menos impurezas llamadas inclusiones. Estas impurezas son pequeñas trazas de carbono no cristalizado o pequeños cristales que se forman en el interior del diamante. Cuantas menos impurezas tenga un diamante, más raro y precioso será. Si un diamante no tiene inclusiones, manchas o marcas, se considerará excepcionalmente raro. La escala de clasificación de pureza del laboratorio GIA va desde "Perfectamente puro" bajo una lupa hasta "Piqués" P1, P2 y P3, es decir, inclusiones visibles a simple vista.

La talla de un diamante es un elemento crucial de su belleza. La talla de un diamante la define la mano del hombre, a diferencia de los criterios anteriores dictados por la naturaleza. El término "talla" se refiere a la forma que se da a la piedra y a la disposición de sus facetas.Existen distintos tipos de diamantes, como los brillantes, radiantes, princesa, cojín, corazón, marquesa, oval, esmeralda, baguette, pera, etc. La talla de la piedra crea determinados efectos, como el fuego, el brillo y el destello. La talla brillante redonda es la más utilizada porque es la que más brilla, de ahí su nombre. Para evaluar la talla de un diamante hay que tener en cuenta tres aspectos: su proporción, su pulido y su simetría, que a su vez se clasifican según cuatro parámetros: Excelente, Muy buena, Buena y Regularmente buena. Las proporciones de un diamante corresponden a la relación entre el tamaño de la tabla, los ángulos de la corona y la profundidad de la nalga.El acabado tiene dos aspectos: el pulido, que corresponde al estado general de la superficie de una faceta del diamante, y la simetría, que corresponde a la precisión de la forma y el posicionamiento de las facetas.